Unos eran pequeños y solo la imagen borrosa o quizás un cúmulo
de fotos les hacen recordar, otros con más edad mantienen intactos en su mente
el día que partió su familiar para cumplir con el deber que la patria le
asignaba.
El continente africano, aquel que forma parte de la mezcla
cubana, reclamaba el concurso de los
modestos esfuerzos de los oriundos de la nación caribeña, pueblo internacionalista por naturaleza.
En aquel entonces no era reportera era más joven, pero sí
recuerdo que el día se tornaba nublado, una lluvia pertinaz no cesó ni un
instante mientras trasladaban los restos de los combatientes ,las familias lloraban y la tristeza invadía muchos corazones.
Han trascurrido los años y otro histórico 7 de diciembre
remueve los sentimientos de los
habitantes del municipio de Colón, quienes al igual que todo el pueblo, en distintas latitudes del caimán verde, se dan cita en peregrinación hasta el
cementerio para rendir tributo a los hermanos caídos.
Ellos que fueron a Angola a saldar una deuda histórica con los
miles de esclavos secuestrados y enviados a la Isla a trabajar bajo todo tipo
de opresión.
En los momentos de efervescencia, la patria de Agustino Neto fue el lugar para
luchar contra el imperialismo, el enemigo principal de la Revolución Cubana. Y
lo hicieron con absoluta voluntariedad.
Más
de dos mil cubanas y cubanos dieron sus vidas en África, hombres y mujeres que
este 7 de diciembre, reciben el tributo merecido porque están multiplicados en
un pueblo que los admira por tanta valentía.
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